La motivación deportiva

La motivación deportiva es una variable fundamental, pues sin la motivación apropiada es realmente complicado, que los deportistas se dediquen al deporte con la frecuencia, duración, intensidad, concentración, sobreesfuerzo, incomodidad, sacrificio y constancia que éste requiere.

¿Qué mueve a un deportista a someterse a un duro entrenamiento, a competir contra otros rivales o a sacrificar su vida personal por su modalidad deportiva? ¿Qué mueve a un grupo que ha ganado Mundiales de Fútbol, Eurocopa y Ligas de Campeones a seguir compitiendo y estar en lo más alto? ¿Qué mueve a Rafael Nadal a seguir año tras año luchando por estar en el top dentro de la clasificación mundial de tenis? Probablemente la respuesta se encuentre analizando diversos factores que tengan que ver con la motivación deportiva. En el deporte, se piensa que el profesional tiene que estar siempre motivado. Esto no es del todo correcto.

¿Cómo se puede explicar que un equipo sea eliminado de la Copa del Rey y meses después gane la Liga de Campeones? ¿Por qué se tienen mejores resultados cuando uno juega en casa, en su propio país o ciudad, que fuera? ¿Por qué equipos pequeños suelen jugar mejor contra equipos grandes que otros de su propio nivel? ¿Por qué un deportista baja su nivel cuando firma un contrato de larga duración con un equipo? ¿Qué motivos tiene un deportista que tiene la vida resuelta a nivel económica a seguir compitiendo?

Los mecanismos que movilizan a los deportistas a la superación propia y de los rivales  pueden ser muchos, diversos y sutiles. Es decir, pueden estar inmersos en cualquier detalle.

Movilizar a un deportista individual o a un equipo en pos de unos objetivos comunes, favorecer la comunicación, convencer, persuadir, involucrarlos en un proyecto, formular objetivos accesibles en base a los intereses individuales, hacer que uno se sienta importante, ayudarles a crecer de manera profesional, son algunos de los elementos que favorecen el clima de trabajo.

Quien está ligado al deporte y en el mundo de los entrenamientos, conoce las viejas tradiciones de “la letra con sangre entra” o “hay que hacerlo por el amor propio” o “estos no tienen ni orgullo”. Desde el punto de vista de la psicología, no hay ninguna postura ni modelo teórico que confirme estas afirmaciones.

¿Qué es la motivación deportiva?

Se entiende como motivación a la dirección e intensidad del esfuerzo. Entendiéndose la dirección del esfuerzo como la orientación hacia dónde se encamina el esfuerzo y la intensidad como la cantidad de empeño o trabajo que se invierte en la consecución de un objetivo.

El enfoque que utiliza la psicología del deporte es que para explicar la motivación deportiva se han de valorar la interrelación entre los factores personales e individuales y los factores situaciones del medio o entorno.

¿Qué hacer cómo entrenador?:

La motivación deportiva puede beneficiarse de un desarrollo, por una serie de circunstancias, que facilitan los procesos de aprendizaje. Un entrenador es como un profesor, y un profesor es alguien que entrena una habilidad: formar en aspectos técnicos, tácticos o en valores. Lo que un entrenador busca es que los jugadores comprendan y pongan en prácticas aquellos conocimientos que quiere transmitirles. Para ello, se podrían seguir los siguientes planteamientos:

  • Despertar interés del deportista: Mostrarle el deporte como algo apasionante y cada entrenamiento como un paso hacia un reto. Se recomienda contar historias personales, vivencias, anécdotas, con el fin de transmitirles tu pasión por el juego. La creatividad del entrenador es importante. Hay profesores de estadística que consiguen despertar interés en sus alumnos universitarios, debido a la pasión y la manera que tienen de dar las clases. Es muy importante las características personales del entrenador y su manera de enfocar sus métodos. No se trata de transmitir únicamente el qué, sino el cómo. Dotar de sentidos y ofrecer un aprendizaje significativo es esencial para general un clima motivacional.
  • Entrenamientos centrados en aprendizaje: El deportista debe conocer qué se hace en cada actividad y para qué. ¿Qué objetivos tiene este entrenamiento? ¿Cuáles son sus principios técnicos/tácticos o físicos? ¿Qué se intenta potenciar con el entrenamiento de hoy? Son preguntas que un deportista debe saber antes y después de comenzar un entrenamiento. Un deportista necesita saber un motivo. No sirve el “es así porque lo digo yo y punto”.
  • Todo avanza, los ejercicios, las pruebas y la metodología está en cambio continuo. Como entrenador, hay que seguir formándose en aquello que te apasiona, es aburrido realizar siempre las mismas acciones, se tiende a caer en monotonía. Es importante seguir aprendiendo, asistir a foros, seminarios, con el fin de aplicar métodos innovadores para llevar a tus futbolistas y que éstos se enriquezcan de ellos. Por ejemplo: hace veinte años, en fútbol, cuántos más ejercicios se realizaban en un entrenamiento, mejor era éste. La física se trataba como algo independiente y ajeno al entrenamiento “principal”. Hoy en día, las grandes escuelas de base de fútbol, como puede ser la de Athletic Club de Bilbao, realizan dos ejercicios por entrenamiento y la parte física es siempre con balón.
  • Que sea lúdico. Es muy importante tener en cuenta el lado divertido de las cosas. Como mejor se aprende es jugando. El hecho de que sea jugando no quita seriedad y orden. Jugar genera un ambiente relajado que favorece la concentración y el aprendizaje.
  • Hacerles partícipe a los jugadores del aprendizaje. Como ya se ha comentado anteriormente, es importante contar con ellos en su proceso de aprendizaje, hablar con ellos, preguntarles si están viendo mejoría si están conformes con la metodología empleada, conocer si tienen propuestas o alternativas.
  • Ejercicios motivadores: Los ejercicios muy complicados pueden generar frustración y baja motivación deportiva. Si éstos tienen una dificultad media, podemos conseguir los efectos contrarios.

¿Cómo generar motivación deportiva?

  • Empleo de modelos: Se utilizarán modelos que sean importantes para los jóvenes. Por ejemplo: Para motivar a un niño a que en el Baloncesto hay que subir y bajar en el campo constantemente, el entrenador puede mostrarle mediante visualización de vídeos, a jugadores famosos que realicen esta labor constantemente. Si hablamos de modelos utilizaremos dos tipos: un modelo experto (jugador profesional) y modelo competente (un jugador de varias categorías superior del mismo club, para que el jugador perciba que lo que se pretende es alcanzable y se fortalezca su seguridad y confianza).
  • Gratificación: Los jóvenes deportistas necesitan percibir que practicar deportes les resulta gratificante. Esta gratificación deberá ser lo más inmediata posible. Para ello, podemos guiarnos por algunos elementos: Que perciban un ambiente agradable, que se diviertan, que aprendan, que realicen tareas atractivas que dominan, que puedan desarrollar sus iniciativas, que perciban que los retos planteados son estimulantes y alcanzables, que tengan experiencias positivas, que se sientan apoyas y valorados por sus compañeros y personas queridas, que sientan dominan situaciones deportivas importantes para ellos y que obtengan el respeto y reconocimiento de su entrenador.
  • Participación en la toma de decisiones: Si de alguna manera pueden tomar decisiones en los aspectos que les conciernen, su motivación deportiva se verá aumentada. Es importante contar con la opinión de los deportistas, hacerles partícipe y responsables. Para ello, se pueden organizar, a principio de temporada, una sesión de normas creadas por los propios deportistas. Se puede hablar de la importancia de acudir a todos los entrenamientos, se pueden destacar los beneficios y costes que conllevará entrenar más o menos días. Por último, se podrán decidir los días de entrenamiento y las consecuencias para los que no cumplan con el compromiso establecido. Gracias a esto, fomentaremos un contexto de aprendizaje en que desarrollaremos deportistas capaces de pensar y razonar por sí mismos. Es lo que se conoce hoy en día como “Deportistas Inteligentes”, con autonomía e independencia para fomentar la resolución de problemas y de situaciones que luego se extrapolará a la competición.

Establecimiento de objetivos como motivación deportiva

Los objetivos son las metas que deben alcanzar un equipo y cada deportista de manera individual, a lo largo de la temporada. Por lo tanto, sirve de guía que debe seguir el trabajo del entrenador. Sin los objetivos bien establecidos, lo más probable es que tanto el entrenador como los deportistas “se derrumben” sin tener claro a dónde van a llegar con su trabajo. No obstante un buen planteamiento de objetivos señala el rombo hacia el que deben dirigirse todos los esfuerzos. Esto ayuda a potenciar la motivación deportiva, la autoconfianza y la concentración de deportistas, entrenadores y cuerpo técnico.

Cuando las personas tienen definidos y estructurados sus objetivos, su conducta se dirige con una mayor intensidad a la consecución de éstos, dirigen su atención a los elementos más relevantes, mueven mecanismos de activación y esfuerzo, prolongan el trabajo, refuerza la constancia, favorecen el empleo de estrategias y, en los deportes de equipo, favorece la cohesión de equipo, todo ello con el fin de alcanzar la meta establecida.

A la hora de estableces unas metas, es conveniente respetar una serie de directrices elementales para establecer objetivos:

  • Que estén definidos de manera clara y que sean específicos.
  • Que sean asequibles y realistas.
  • Que tanto deportistas como entrenadores y cuerpo técnicos estén de acuerdo en su consecución.
  • Delimitar los objetivos en cuento a su temporalidad de consecución.
  • Es preferible establecer objetivos específicos que generales. Que sean claros y concisos, no ambiguos ni confusos.
  • Objetivos difíciles pero realistas (el establecer objetivos como reto solo sirve con determinados deportistas, es posible, sobre todo a niveles de formación que algunos retos supongan estrés y ansiedad, por ello hay que variar los niveles de intensidad).
  • Establecer metas en positivo. Por ejemplo: El reto para el partido de hoy es que José no eche una bronca a sus compañeros tras encajar un gol. Esto sería establecer un objetivo en negativo, sin embargo, podemos transformarlo a: que José hable y se dirija a sus compañeros de manera asertiva y empática.
  • Diferenciar los objetivos de entrenamiento frente a los objetos para los partidos.
  • Buscar el compromiso del jugador o del equipo. Se pueden hacer un documento similar a un contrato en la que recoja la firma del jugador, donde se comprometa a intentar cumplir lo establecido.
  • La retroalimentación es muy necesaria (feedback). Como se menciona anteriormente, es muy importante que el entrenador esté ofreciendo información a sus jugadores de cómo lo están haciendo.
  • Tener en cuenta al deportista: No todos las persones se motivan de la misma manera, hay que buscar la técnica que más se adapte a ella, por este motivo debemos de estar atentos, y conocer a nuestros jugadores, en aquellos momentos en los que hayamos tenido éxito a la hora de motivarlos, con el propósito de repetir la técnica empleada.
  • Apoyar al jugador en la consecución de sus metas.
  • Evaluar el grado de consecución de los objetivos.
  • Llevar un registro programado, diario o semanal, de la evolución del deportista en cuanto a la meta establecida.

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