El ESFUERZO y el Smartphone no van de la mano

En esta nueva entrada, hablaremos del valor del ESFUERZO y de cómo las nuevas tecnologías están impidiendo que fomentemos este valor como un elemento principal en el desarrollo de los más jóvenes.

Antiguamente, para revelar una fotografía había que seguir una serie de pasos: tener una cámara (que costaba dinero), esperar a que todo el carrete se terminara, buscar un sitio para revelar, esperar unos días para que terminara el revelado, volver al lugar y costear las fotos.

Lo mismo ocurría para buscar una palabra en el diccionario: tener un diccionario (que conlleva un coste), ir desde dónde estés a la estantería (si no estabas en casa tenías que apuntarte la palabra en un papel para luego acordarte), coger el diccionario, buscar la palabra y razonar el significado. Eso siempre y cuando la palabra que busques estuviera en tu diccionario, si no, tenías que pedir uno prestado o comprar otro que tuviera más número de palabras.

¿Y qué hay de la conexión a internet? Antes tenías que esperar hasta las 18:00 para poder conectarte, cada minuto de conexión tenía el mismo coste que una llamada de teléfono, tenías que esperar unos 15 minutos (o más) a que tu router hiciera un sonido extraño y la mayoría de ocasiones la conexión se perdía o era lenta.

¿Querías ver la clasificación de tu equipo? Tenías que ir a comprar un periódico. ¿Querías buscar información para un trabajo de clase? Si tenías una enciclopedia en casa podías buscarla en ella, si no, tenías que ir a una biblioteca municipal. ¿Tenías que redactar un monográfico? Podías redactarlo a mano, hacer una plantilla para que la letra te quedara recta o hacerlo en máquina de escribir, pero si te equivocabas tenías que volver a hacer la página entera.

¿Qué tienen todos estos aspectos en común? El valor del ESFUERZO. Todas estas acciones conllevan un empeño (a veces económico), un esfuerzo, una iniciativa, toma de decisión, organización, paciencia, gestión de incertidumbre, etc. Actualmente, todas estas tareas te las hace un SMARTPHONE. La pregunta que tenemos que hacernos es: ¿cómo se van a esforzar nuestros hijos en el colegio y en el deporte si el valor del esfuerzo es prácticamente inexistente en su día a día? ¿Cómo se van a esforzar si no «practican» el esfuerzo en otros ámbitos? ¿Cómo van a tener iniciativa si no la tienen en su día a día?

Nos llegan muchos casos a consulta individual en la que los niños no tienen interés por el esfuerzo, les «falta actitud», no quieren esforzarse en tener mejores notas o no quieren potenciar sus habilidades en su deporte. Pero, ¿cómo se van a esforzar si todo lo que necesitan se obtiene en menos de un minuto? Sin necesidad de esperas, al momento. Todo aquello que le suponga un sobreesfuerzo, un sobrecoste o una espera más allá de lo que están acostumbrados, terminará en frustración debido a su baja capacidad de espera y, probablemente, conlleve al abandono escolar o al abandono de la práctica deportiva.

Nos hemos encontrado con muchos jóvenes deportistas que, cuando no son capaces de realizar una acción (un tiro a canasta, un revés o un pase con el pie) de manera correcta correcta en los primeros intentos, terminan abandonando la insistencia. Si en mi vida soy capaz de resolverlo todo con un SMARTPHONE ¿para qué voy a hacer algo que me conlleva más de un minuto de mi vida?

Tenemos el caso de los «talentos». Son aquellos jóvenes que en clase o en el deporte tienen muy buenas aptitudes y capacidades. Son alumnos que son capaces de retener mucha información y luego expulsarla en un examen sin el más mínimo esfuerzo o aquellos deportistas que con solo dos ensayos son capaces de aprender movimientos motrices. Es cierto que estas habilidades, ligeramente superiores a las de sus compañeros, les permiten estar en una cierta ventaja de sus coetáneos durante algunos años, sin embargo, cuando las habilidades físicas y mentales se equiparan o el nivel de dificultad de las asignaturas o de la competición están en aumento, observamos cómo tampoco han adquirido el valor del ESFUERZO (aquello en lo que han destacado siempre por sus habilidades parecer disminuir y no está dispuestos en hacer sacrificios «extras»).

 

¿Soluciones para el fomento del esfuerzo?

Las soluciones que nosotros proponemos son las siguientes:

  • Reducir, limitar e incluso, denegar, el uso de un SMARTPHONE hasta los 16 años.
  • Desde edades tempranas, enseñar el valor del esfuerzo en las acciones cotidianas del día a día que conlleven empeño: hacer la tarea a mano, buscar en el diccionario, ir a obtener información en otro lugar que no sea internet, ir caminando a los lugares, etc.
  • Si pretende abandonar alguna tarea (estudiar, en el deporte, una manualidad, un instrumento musical, un dibujo) con pocos ensayos, instarle a que continúe.
  • Proponer retos de manera constante.

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