Inteligencia emocional en tenis

La inteligencia emocional en el tenis.

La inteligencia emocional es una de las variables psicológicas más estudiadas de la última década. Cada deporte tiene una cultura, unas determinadas costumbres, es decir, no es lo mismo la permisividad que hay en las gradas de fútbol en comparación a las de baloncesto. Tampoco es igual el silencio que hay en las gradas del tenis en comparación a otros deportes. Esto quiere decir que el deporte es un fenómeno complejo y cultural, y todas aquellas costumbres que se realizan en dicho deporte son capaces de transmitirse de generación en generación y formar parte de la identidad de las personas.

Inteligencia emocional en tenis
Inteligencia emocional en tenis

Una costumbre y una conducta muy normalizada en el tenis es  mostrar frustración tras fallar un punto decisivo. Se puede mostrar la frustración a través de un grito, de gesticulaciones o incluso de impulsos agresivos como romper la raqueta. Dicho esto, nos podemos plantear varias preguntas:

  1. ¿Cómo influyen las conductas de los tenistas profesionales en los niños?

Es una realidad que los niños aprenden por imitación, todos aquellos que han realizado algún deporte, tenido alguna pasión han imitado a sus ídolos. Cuántas veces habremos visto a los niños celebrar los goles como lo hacen sus futbolistas favoritos, llevar las mismas botas, los mismos peinados, etc.

Esto en psicología se conoce como aprendizaje vicario. Este tipo de aprendizaje tiene dos caras:

Por una parte, es un aprendizaje que se puede interiorizar y realizar de manera relativamente sencilla. Sin embargo, la otra cara negativa es que hay determinadas edades, sobre todo en la infancia en las cuáles no se distingue muchas veces lo correcto de lo incorrecto, y todo lo aprendido por observación se interioriza.

¿Esto quiere decir que aquellas conductas que los niños aprenden por observación las interiorizan siempre o por verlas las desarrollan en un futuro?

La respuesta es que no. Influye, pero no es determinante ya que hay que tener en cuenta la subjetividad del niño.

No obstante, el principal problema en el tenis es cuando los niños interiorizan y desarrollan las conductas de frustración de los tenistas profesionales sin tener las estrategias y las habilidades de inteligencia emocional que pueden tener algunos de los profesionales.

  1. . ¿Esto implica que los tenistas profesionales no tengan control emocional?

No, de hecho, muchos de los tenistas profesionales al mostrar su frustración son capaces de rendir al máximo en la siguiente jugada y esto es indicativo de tener inteligencia emocional. Ser capaz de aprovechar las emociones de manera productiva y poder aumentar tu rendimiento. No obstante, hay conductas impulsivas y agresivas como romper una raqueta que no indican tener inteligencia emocional. Al contrario, indican poca tolerancia a la frustración. Aquí un ejemplo donde Rafa Nadal se frustra por una decisión arbitral y en la siguiente jugada consigue rendir al máximo nivel o incluso mejor. Mostrando una gran inteligencia emocional:

https://www.youtube.com/watch?v=-4EObHpj9sw

Aquí sin embargo tenemos un vídeo de Serena Williams cuando pierde los papeles:

https://www.youtube.com/watch?v=F2hXobe8bgs&t=82s

 

  1. ¿Qué papel juega aquí la psicología deportiva?

Los psicólogos deportivos son capaces tanto en deportistas de élite como en niños aportar estrategias y herramientas que potencien la inteligencia emocional en niños y profesionales. Lo que augura un mayor rendimiento tanto en el deporte como en la vida misma. Las personas que trabajan con los psicólogos la inteligencia emocional tienen los siguientes beneficios en comparación a las personas que no la trabajan:

  • La autoconciencia emocional
  • Mejor reconocimiento y designación de las emociones
  • Mayor comprensión de las causas de los sentimientos
  • Reconocimiento de las diferencias existentes entre los sentimientos y las acciones.

 

  • Control de las emociones
  • Mayor tolerancia a la frustración y mejor manejo de la ira
  • Menos agresiones verbales, menos peleas y menos interrupciones en los entrenamientos.
  • Mayor capacidad de expresar el enfado de manera adecuada sin tener que llegar a las manos.
  • Menos índice de sanciones y expulsiones.
  • Conducta menos agresiva y menos autodestructiva.
  • Sentimientos más positivos con respecto a uno mismo, la escuela, la familia, y el deporte.
  • Mejor control del estrés.
  • Menor sensación de aislamiento y de ansiedad social.

 

  • Aprovechamiento productivo de las emociones:
  • Mayor responsabilidad
  • Capacidad de concentración y de prestar atención a la tarea que se lleve a cabo.
  • Menor impulsividad y mayor control.
  • Mejora del rendimiento.

 

  • Empatía: La comprensión de las emociones.
  • Capacidad de asumir el punto de vista de otra persona.
  • Mayor empatía y sensibilidad hacia los sentimientos de los demás.
  • Mayor capacidad para escuchar al otro.

 

  • Dirigir las relaciones
  • Mayor capacidad de analizar y comprender las relaciones.
  • Mejora en la capacidad de resolver conflictos y negociar desacuerdos.
  • Mejora en la solución de los problemas de relación.
  • Mayor afirmatividad y destreza en la comunicación.
  • Mayor popularidad y sociabilidad. Amistad y compromiso con los compañeros.
  • Mayor atractivo social.
  • Más preocupación y consideración hacia los demás.
  • Más sociables y armoniosos en los grupos.
  • Más participativos, cooperadores y solidarios.
  • Más democráticos en el trato con los demás.

 

Muchas veces se pasa por alto la importancia de la inteligencia emocional, pero tiene una cantidad de beneficios importante para todos los ámbitos de la vida. Y más en tenistas profesionales donde los pequeños detalles son los que marcan las diferencias entre unos y otros. Si algo está claro con las investigaciones es que todos tenemos emociones y no tenemos siempre porque ocultarlas, pero la diferencia está en la capacidad que tenemos para aprovecharlas a nuestro antojo y utilizarlas de manera positiva en nuestra vida.

 

Raúl Martín

Alumno en Prácticas del Grado en Psicología de  la Universidad de la Laguna

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